Ser padres es para muchas personas un sueño desde que eran pequeños, un deseo, una dicha… Sin embargo, hay muchas personas que no pueden tener hijos por sus propios medios y, entonces, recurren a la adopción.
Adoptar es para las familias un motivo de alegría y felicidad. Sin embargo, en muchas ocasiones, para llegar al momento de tener al niño o adolescente en casa… hay que pasar por muchos altibajos. También puede ser habitual, especialmente si el hijo adoptado es más mayor y es sus progenitores no son sus padres biológicos, que se produzcan traumas al ser adoptado.
Apoyo en adopción
A menudo pensamos en la adopción desde el punto de vista del adulto, pero… ¿qué pasa por la mente del niño? En la adopción, más que nunca, cada caso es un mundo. No es lo mismo adoptar un bebé que adoptar a un niño adolescente, por ejemplo. En cualquier caso, especialmente cuanto más grande es el niño o niña adoptado, más necesario puede llegar a ser el apoyo psicológico en una adopción.
La ayuda psicológica durante una adopción puede ser tanto por parte de los padres como de los niños. En la mayoría de casos, la adopción lleva mucho tiempo, no es cuestión de meses, sino de años, especialmente cuando es una adopción internacional y todo resulta más complicado.
En este contexto, el proceso de adopción tiene mucha parte de sufrimiento por lo largo del proceso, la burocracia y todo el tiempo y la demora que conlleva cumplir con un sueño tan humano como es querer ser padres. En cualquier caso, es importante que los progenitores sean conscientes desde un principio de que el proceso será largo y difícil, aunque duela.
También es de vital importancia que los padres adoptivos sean conscientes del origen de sus niños y los posibles traumas y sucesos por los que hayan pasado. Es doloroso aceptar que tu hijo a podido sufrir, que quizás fue abandonado o víctima de abuso, pero es necesario saberlo y conocer toda la información sobre la vida “anterior” del niño adoptado porque es nos ayudará a saber cómo tratarlo y ayudar que su proceso de adopción sea más sencillo y amigable.
Un niño que es consciente de que ha sido adoptado, quizás quiera saber más sobre sus orígenes y padres biológico. Por ello, conocer el pasado del menor también puede ayudar a crear, en el futuro, una adecuada comunicación entre padres e hijo. Además, conocer sus orígenes, sin duda, es algo que también repercute en la identidad del niño adoptado, su autoestima y la relación con los familiares.
Dificultades o traumas al ser adoptado
Si la adopción fuese un cuento… en la mayoría de casos acaba con un final feliz en el que el niño encuentra un hogar donde le cuidan y le quieren. Pero… ¿son conscientes los padres y están preparados para asumir la realidad de un niño adoptado?
En primer lugar, hay que ser conscientes de una realidad: el amor no lo cura todo. Sí, una familia que adopta está llena de amor, busca lo mejor para su hijo y su felicidad. Sin embargo, en muchas ocasiones las personas adoptadas tienen necesidades diferentes o han vivido sucesos traumáticos que les han dejado huella. De hecho, es muy común en la adopción, que, en alguna medida, la persona adoptada sufra el síndrome del abandono.
¿Cuáles son las necesidades de los niños adoptados?
Aunque hace décadas los niños adoptados solían ser bebés, cada vez hay más adolescentes o casi adultos cuya relación afecta con la familia biológica se ve interrumpida, que han vivido con familias de acogida o centros de menores, etc.
Cuando esto sucede, la persona adoptada necesita contar con el apoyo de una familia para aceptar, superar y reconciliarse con su pasado, además de poder afrontar posibles secuelas físicas o emocionales.
Asimismo, un aspecto fundamental que hay que trabajar con adoptivos es la construcción de la identidad. Las personas adoptadas sienten que tienen una identidad doble en tanto que tienen dos orígenes: su familia biológica y su familia adoptiva.
El proceso de vinculación
Uno de los motivos más habituales por los que una familia que ha adoptado acude a terapia o consulta psicológica es para solicitar ayuda en el proceso de vinculación que dan lugar a problemas de adaptación e integración en el nuevo entorno, problemas conductuales o de comportamiento e incluso problemas de alimentación.
Aunque cuando una persona es adoptada se encuentra inmersa en un entorno de amor y de cariño, probablemente los primeros años de su vida le ha faltado una figura de apego, lo que puede provocar dificultades en el proceso de vinculación. Por ejemplo, puede ser que tengan una actitud muy dependiente desde un punto de vista físico, necesita estar con los padres mucho porque tiene miedo a volver a ser abandonado.
En definitiva, cuando un menor ha sido abandonado anteriormente o ha carecido de una figura de apego, es normal que al principio de la adopción sienta miedo, incertidumbre o se sienta en estado de alarma emocional.
Dificultades con niños adolescentes adoptados
La etapa de la adolescencia es para todo el mundo una etapa compleja. Por la edad, es una época de conflictos y cambios mentales y físicos. En el caso de los hijos adoptivos, hay que añadir a la adolescencia los conflictos por su situación de adopción.
Alcanzar la adolescencia implicar perder la infancia y, para los adoptados, este cambio puede generar angustia y ansiedad por, por ejemplo, desconocer información sobre su familia biológica. Así, deberán afrontar el duelo por la pérdida de los padres durante la infancia y establecer nuevos vínculos con los padres adoptivos.
Por otra parte, no hay que pasar por alto que una persona adoptada también asume una vida muy diferente a la que probablemente hubiera llevado si no hubiera sido adoptado o si hubiera sido criado por sus progenitores.
Consejos para padres con hijos adoptivos
Porque sabemos que la adopción pasa por muchas fases y algunas de ellas son difíciles para los progenitores, estos son algunos de nuestros mejores consejos:
- Ante todo, asume que la adopción requiere PACIENCIA y tiempo.
- Deja tiempo para que tu hijo asuma las reglas y explícaselas de forma clara y concisa.
- Ayúdale a sentirse a gusto consigo mismo, felicitándole por lo que consigue, enseñándole a aceptar lo bueno y lo malo de la vida y mostrándole que es una persona muy valiosa.
- Acepta y comprende la vergüenza y dolor que tu hijo siente si fue abandonado por sus padres biológicos, así le ayudarás a controlar esos sentimientos, entenderlos, aceptarlos y superarlos.
- Incúlcale a tener espíritu propio, ser emprendedor y creativo.
- Si se va a producir un suceso que afecte a aspectos vitales, por ejemplo, una mudanza, infórmale para evitar situaciones inesperadas.
Terapia por adopción
Aunque las familias adoptantes tienen muy buena actitud, el cariño y un entorno saludable y adecuado no es suficiente para la integración de una persona adoptada. Por eso, en ocasiones los padres pueden necesitar ayuda de un psicólogo experto en terapias de adopción para poder ayudar a sus hijos con las dificultades que experimentan.
Psicoterapia mediante EMDR
Un concepto que es importante mencionar si hablamos de adopción es el EMDR (terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares).
Se trata de un abordaje terapéutico que busca estimular los mecanismos de curación de la persona adoptada a través del procesamiento de información del cerebro. Así, este método pone el foco en las sensaciones físicas, la situación emocional y las creencias negativas de la persona.
En definitiva, la psicoterapia EMDR busca aliviar las emociones desagradables y los síntomas que provoca el haber vivido un hecho traumático en hijos adoptados como pueden ser el abandono o el abuso.
¿Cuándo pedir ayuda psicológica?
Depende de cada familia, pero por norma general se recomienda pedir ayudar cuando:
- No sabes cómo explicar a tu hijo que es adoptado.
- Tu hijo siente un miedo e inseguridad demasiado excesivo o tiene conductas inapropiadas e irrespetuosas con otro miembro de la familia.
- Tiene pesadillas o problemas para dormir frecuentemente.
- Observas algunos problemas que podrían relacionarse con la familia biológica.
Recibir apoyo psicológico de Aila en relación a tu hijo adoptivo puede ayudarte a mejorar la comunicación familiar, contribuir a su bienestar emocional y, en general, alcanzar una convivencia más grata para todos los miembros de la familia.
