Hay personas a las que estamos muy unidas, con las que tenemos un vínculo inquebrantable. Quizás porque son miembros de nuestra familia, porque son una amistad de toda la vida o porque es nuestra pareja, la persona a la que más amamos en el mundo entero. Suena bonito, ¿verdad? Realmente ese tipo de vínculos afectivos es maravilloso… aunque a veces, cuando se convierte en dependencia emocional, puede ser muy negativo para la persona dependiente.
¿Qué es la dependencia emocional?
Hablamos de dependencia emocional cuando el vínculo que tenemos con otra es tan fuerte que nos sentimos, de alguna forma, “enganchado”, hacemos o seguimos lo que la otra persona dice sin cuestionarnos nada, o cuando estar alejado de la otra persona nos hace sentir temor, angustia o miedo al abandono, por ejemplo.
En el mundo de la psicología definimos la dependencia emocional como un patrón caracterizado por una serie de comportamientos adictivos en una relación en la que una de las dos personas asume un rol de dependencia afectiva o sentimental.
El ser humano necesita afecto por naturaleza. Por algo somos seres sociales. Sin embargo, cuando esta necesidad da lugar a conductas patológicas o desproporcionadas como, por ejemplo, el hecho de tener problemas para decidir por uno mismo, tener miedo a expresar desacuerdo por miedo a la pérdida o la desaprobación o un miedo exacerbado a ser abandonado,… Esta necesidad se convierte en dependencia emocional.
¿Qué causa dependencia emocional?
En las relaciones de pareja, en ocasiones es habitual que la dependencia emocional tenga un estrecho vínculo con los tópicos del amor romántico o, por ejemplo, el mito de la media naranja. Es decir, personas que se sienten incompletas y consideran que la persona de la que dependen complementa, rellena lo que les falta en la vida. En este caso estamos hablando de dependencia de la pareja.
Otras causas que pueden estar relacionadas con la dependencia emocional son, por ejemplo, la sobreprotección por parte de los cuidadores, que provoca a los niños la incapacidad de desarrollar su autonomía y, consecuentemente, da lugar a una carencia que tiene repercusiones en la construcción de la identidad personal.
En la misma línea, las personas que durante la infancia han sufrido cuidados negligentes como abandono, apatía o descuido de los principales cuidadores, la persona crece con una baja autoestima y un autoconcepto muy pobre, lo que hace que busque en sus relaciones las necesidades insatisfechas y se vea abocada a la sumisión como herramienta para evitar el abandono que tanto miedo y ansiedad le provoca.
Síntomas de dependencia emocional: ¿Cómo es una persona dependiente?
Cada persona es un mundo, pero una persona dependiente suele…
- Tener relaciones poco sanas.
- Sentirse inferior.
- No pensar en sus necesidades.
- Anular sus propias emociones en pro de su familia, pareja o amistades.
- Buscar la aprobación de sus actos o comportamientos por parte de la persona por la que siente dependencia.
- Sentir temor por si la relación se acaba en cualquier momento.
- Tener falta de autocontrol o una baja autoestima.
- Idealizar al otro.
- Buscar afecto continuo.
En definitiva, una persona dependiente se caracteriza por un patrón de necesidades emocionales no cubiertas y que se intentan satisfacer a través de la relación con otras personas. Por eso, son incapaces de romper el vínculo que les une con su pareja, amigo o familiar.
A menudo, las personas dependientes emocionalmente hablando suelen relacionarse con parejas o amistades con un carácter totalmente contrapuesto al suyo. Es decir, dependen de personas que suelen ser más dominantes, autoritarias, posesivas y egoístas. De hecho, en los casos más graves, la dependencia emocional ha derivado en casos de maltrato.
¿Cómo tratar la dependencia emocional?
Si leyendo este artículo te has sentido identificado o has reconocido síntomas de dependencia emocional en un familiar o persona conocida, es importante que sepas que superar la dependencia emocional es posible.
En la actualidad existen varias técnicas para el tratamiento de la dependencia emocional como la terapia de pareja o crecimiento personal, la terapia EMDR o EFT, etc. Independientemente del tipo de terapia, el objetivo es que la persona reconozca su problema, detectar la causa de la dependencia emocional y tratarla para no repetir este patrón psicológico.
Acabar con la ansiedad o el miedo al abandono es posible aprendiendo a crear nuevas relaciones y vínculos significativos que sean sanos. La terapia psicológica ayuda a las personas a recuperar su autoestima y libertad, logrando modificar el rol de sumisión interiorizado y mejorar su patrón psicológico afectivo.
Las sesiones de terapia con un profesional de la psicología ayudan a la persona dependiente a romper los vínculos emocionales y dejar de lado comportamientos negativos. En cualquier caso, el primer paso, como sucede en muchas otras cuestiones de salud mental, es reconocer que existe un problema y buscar ayuda para ponerle freno y solucionarlo.